Mientras todos los ojos miran hacia la COP26, reflexionamos cómo disfrutar del plato favorito del mundo sin dañar el planeta.
No hay duda de que las hamburguesas son una de las opciones alimentarias más populares del mundo. Ya sea que estemos pidiendo comida a domicilio, cenando fuera o simplemente viendo fotos tentadoras de hamburguesas en Instagram, parece que siempre tenemos ganas de este popular platillo.
Las hamburguesas han recorrido un largo camino desde su comienzo a principios del siglo pasado; y a medida que han ganado popularidad, también lo ha hecho la gran variedad en el menú. Las alternativas vegetarianas y veganas han experimentado un auge en los últimos años, y el mercado de sustitutos de carne vegana alcanzó los 1.400 millones de dólares en 2020.
Esta es una gran noticia para aquellos que anhelan una hamburguesa, sin incluir una porción del planeta en la parrilla. El impacto de la producción animal en el medio ambiente está bien documentado como la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura a nivel mundial. Las emisiones de gases de efecto invernadero del ganado vacuno representan un enorme 41% del total de las emisiones mundiales del sector ganadero. Y, lamentablemente, los indicadores de la producción de pollo no son alentadores. Los grandes volúmenes de soja y otros granos necesarios para alimentar a las decenas de miles de millones de pollos que se consumen en todo el mundo cada año, significa que la producción avícola ni siquiera se acerca a la sostenibilidad. Se cree que la producción animal representa hasta el 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero; más alto que el sector del transporte.
Hay otros impactos de largo alcance de la producción animal que son imposibles de ignorar: la deforestación para cultivar piensos, la contaminación por el estiércol, el uso irresponsable de antibióticos, los riesgos de aparición de enfermedades y pandemias…. La lista continúa.
Y lo anterior sin contar las preocupaciones por el bienestar de los animales. Los animales de las granjas industriales soportan una vida de sufrimiento, hacinados en cobertizos abarrotados, a menudo sin luz natural y criados para producir los mayores volúmenes en el menor tiempo posible. Esta cruel realidad basta para dejar un mal sabor de boca.
Cómo disfrutar de una sabrosa hamburguesa de forma sostenible
El impacto de una hamburguesa a base de plantas en el clima y el bienestar animal es solo una fracción de su contraparte cárnica. Esta tabla de Blonk Consultants, muestra las huellas de carbono de los diferentes ingredientes de las hamburguesas. Está claro que las hamburguesas de carne de res, cerdo y pollo tienen un impacto climático que es aproximadamente de dos a cinco veces mayor que las alternativas a base de plantas.
Afortunadamente, los principales productores de alimentos como KFC, Burger King y McDonald's se están sumando al cambio al ofrecer hamburguesas vegetarianas y veganas en varios países. Algunos de los principales productores de carne incluso están cambiando el enfoque de sus marcas a "compañías de proteínas," agregando opciones innovadoras basadas en plantas a sus líneas de productos.
Pero esto no es suficiente. Cualquier empresa que venda proteínas de origen animal y vegetal no debería buscar aumentar las ventas en ambas categorías. Un futuro humano y sostenible debe implicar una reducción masiva del número de animales de granja.
Y así, a medida que la COP26 se lleva a cabo, instamos a los tomadores de decisiones en este evento histórico a garantizar que se ponga en la mira la problemática de la producción ganadera. Sin esto, simplemente no resolveremos la crisis climática. Las políticas que generan apoyo para reducir la expansión de la producción animal, en múltiples sectores, incluida la industria alimentaria, las finanzas y la contratación pública, son vitales.
Pero todas las personas somos parte del cambio. Así que la próxima vez que te apetezca una hamburguesa, echa un vistazo a las opciones hechas a base de plantas disponibles. Tienen un excelente sabor y nos ayudan a aportar nuestro granito de arena al planeta. Un bocado a la vez, lograremos un futuro sostenible y sin crueldad.